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Resistencia
12 octubre, 2024

Pogacar logra una nueva victoria de dibujos animados en Lombardía

Si los dibujos animados existieran en ciclismo Tadej Pogacar sería el héroe que se hace invencible, al que ningún villano puede tumbar, el que ataca en todas partes mientras los demás se lo miran y el que gana cualquier carrera, de marzo a octubre, de un día, una semana y 21 etapas de competición. A veces, la ficción y la realidad se confunden sobre todo cuando actúa Pogacar, cuando gana el Giro de Lombardía, el último monumento del año y el cuarto en su colección particular.

Da igual quién sea el rival, en el Tour, Jonas Vingegaard, y en Lombardía, Remco Evenepoel. Él gana y los demás se lo miran. Él vence para entrar en la historia, para hacerse carrera a carrera más fuerte, más histórico y legendario, hasta el punto de que no sólo colecciona victorias, sino que iguala récords para formar parte con 26 años recién cumplidos de la leyenda del ciclismo.

En Como, allí donde levantó la bici vestido con el jersey arcoíris, Pogacar logró un cuarto triunfo consecutivo en la clásica de las hojas muertas y empató con Fausto Coppi, el gran campeón italiano. Tuvieron que pasar 75 años. En 2025 tendrá la oportunidad de una quinta victoria, que si la consigue de forma seguida será el primer corredor de todos los tiempos en lograrla para empatar con cinco triunfos otra vez con Coppi.

Ataque a 48 kilómetros de la llegada

Si ganó el Mundial con una ofensiva a 100 kilómetros de la meta, Pogacar venció en Lombardía con un ataque a 48 de la llegada, durante la ascensión al puerto de Colma di Sormano. A su rueda estaba Evenepoel. Vio el campeón olímpico el demarraje. Nada pudo hacer, más que observarlo. Y ya fue mucho. El duelo entre los dos no existió, aunque los dos fenómenos del ciclismo actual, con permiso de Vingegaard, fueron primero y segundo. Cuando Pogacar atacó, lo hizo con la decisión marca de la casa para cruzar la línea de meta a 3.16 minutos de Evenepoel, con Ion Izagirre y Enric Mas, en la cuarta y quinta posición respectivamente.

Todas las carreras que este año ha disputado en Italia las ha ganado a excepción de la Milán-San Remo donde sólo pudo ser tercero. Comenzó en marzo, donde debutó con una victoria aplastante en la Strade Bianche, la clásica toscana que discurre por tramos sin asfaltar y acabó en octubre, para cerrar un año de dibujos animados, con otra exhibición incontestable. En medio, fue al Giro para vestirse de rosa desde la segunda etapa y conseguir seis etapas sin que nadie se atreviera a toserle. Evenepoel, con un carácter aguerrido, ya ni lo cuestiona, sólo lo aplaude en el podio convencido de que ser segundo en una carrera es como una victoria porque con Pogacar en acción la sorpresa no es que gane, sino que no lo consiga.

Una temporada de fantasía

Pogacar cerró un año de fantasía donde ha hecho cosas que ni siquiera se había atrevido a hacer Eddy Merckx. “A mí nunca se me ocurrió atacar a 100 kilómetros de la meta”, confesó después de que el astro esloveno lograse el triunfo en el Mundial de Zúrich para ser junto a él y Stephen Roche el tercer corredor que conseguía en un mismo año los triunfos en el Giro, el Tour y el Mundial.

¿Y del Tour qué se puede decir casi tres meses después de acabar? Pues sencillamente que fue un paseo militar, con seis victorias y siendo jersey amarillo desde la cuarta jornada. ¿Qué hará el año que viene? Pogacar ya lo tiene claro aunque todavía falte por despejar la ruta hacia el Tour, que querrá ganar por cuarta vez. Después de la ruta por Francia (el recorrido se presenta el día 27) quiere correr la Vuelta, carrera que todavía no colecciona. Si se apunta y la salud lo acompaña como durante este curso ya se sabe quién ganará la ronda española.

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