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5 julio, 2024

Luto en el mundo del arte: a los 91 años, murió Fernando Botero

A los 91 años, murió Fernando Botero.Crédito: Gentileza.
El célebre artista colombiano Fernando Botero, reconocido en todo el mundo por sus esculturas y pinturas de voluminosas figuras humanas, de humor y sensualidad, con las que desarrolló una impronta absolutamente propia, murió hoy a los 91 años en su residencia del principado de Mónaco.

Su hija Lina Botero, en declaraciones a Caracol Radio, explicó que falleció en Mónaco esta mañana y que «llevaba 5 días bastante delicado de salud porque había desarrollado una neumonía».

«Murió con 91 años, tuvo una vida extraordinaria y se fue en el momento indicado»,  expresó su hija, y lo recordó como una persona «que dedicó su vida a su país, que fue el tema de su obra artística».

Botero vivía en el exterior pero continuaba ligado a la realidad de su país y su comunidad. En el último tiempo, había donado la escultura La paloma de la paz a la Casa de Nariño, sede del gobierno colombiano, en apoyo al proceso de paz con las FARC en 2016, una pieza de bronce de 70 centímetros de altura, que representa una paloma blanca con el pico dorado, regordeta como todas las obras del autor.

La alcaldía de Medellín anunció 7 días de luto en la capital de Antioquia para honrar la memoria del artista colombiano más grande de todos los tiempos, tal como confirmó el alcalde, Daniel Quintero.

La paloma de la paz.Crédito: Gentileza.

Su vida

Considerado como el artista colombiano más grande de todos los tiempos, Botero nació el 19 de abril de 1932 en Medellín y llegó a convertirse en uno de los creadores contemporáneos más reconocibles en todo el mundo al desarrollar una impronta absolutamente propia, en la que combinó humor y sensualidad.

Su obra adquirió características tan únicas que se convirtió en el creador de la corriente artística boterismo, caracterizada por personajes voluminosos que lo hicieron reconocido en todo el mundo, en donde buscaba resaltar «la sensualidad de las formas».

«Es importante que cada persona descubra de dónde procede el placer ante una obra de arte. Para mí, el placer nace al presenciar la exaltación del volumen y la sensualidad de las formas», había dicho el propio artista que se declaraba admirador de Piero della Francesca, Johannes Vermeer y Diego Velázquez.

Sus figuras corpulentas lo llevaron a abordar una gran variedad de temas, como reinterpretaciones de cuadros de los antiguos maestros, escenas callejeras latinoamericanas, la vida doméstica y retratos satíricos de personajes políticos.  El volumen de sus personajes permitió al artista enfatizar y resaltar ciertos rasgos, aumentando su impacto.

Su momento «eureka» llegó en 1956 cuando vivía en Ciudad de México: el artista pintó una mandolina con un agujero de sonido inusualmente pequeño, lo que hizo que el instrumento adquiriera proporciones exageradas. Botero se sintió entusiasmado por estas posibilidades aparentemente nuevas, y esto encendió su exploración del volumen, que continuaría a lo largo de toda su vida.

Pablo Escobar muerto.Crédito: Gentileza.
«Mi mérito está en darme cuenta en ese momento de que había descubierto algo nuevo», señaló, en varias oportunidades, sobre aquella tarde en que descubrió su estilo, que le permitiría luego apropiarse y reinventar diversos temas del Medioevo, del quattrocento italiano y del arte colonial latinoamericano. 

En sus trabajos, Botero retrató también la vida del pueblo y sus personajes, sus atuendos, la arquitectura, los hábitos y los rituales, una manera de plasmar las distintas fuerzas que hacen de América Latina un sitio hispano y arcaico, moderno y exuberante. 

«Yo soy un pintor del tercer mundo, crecí sin museos, sin pinturas, eso me obligó a tener una mirada fresca sobre el arte»,  dijo alguna vez el artista cuyas obras se cotizan, en las subastas internacionales, entre las más caras del arte latinoamericano.

Redacción y Télam

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