El miedo a ir al dentista es una de las barreras más significativas para el acceso a un tratamiento dental. Pero además de quienes tienen fobias al torno o a las agujas, hay pacientes con condiciones médicas puntuales, como síndrome de Down, Alzheimer o trastornos del espectro autista, a quienes les es casi imposible la atención odontológica.
Con foco en esas personas que no pueden ser tratadas con técnicas convencionales de anestesia local y que, hasta ahora, no contaban con alternativas, el hospital universitario de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires acaba de incorporar la sedación consciente.
“No tenemos registro de que esta técnica se aplique en otro lugar del país, ni público ni privado”, le dijo a Clarín Pablo Rodríguez, el decano de la facultad.
¿Cómo funciona esta calma activa en el sillón de los odontólogos? La clave es que se basa en la inhalación de oxígeno y óxido nitroso, previo a la inyección para la anestesia.
“Este tipo de sedación es muy leve, es el primer nivel de sedación de acuerdo a la clasificación de la asociación de anestesiología. El paciente no se duerme, solo se relaja y se disminuye la ansiedad, lo que permite colocar la anestesia local sin que sienta dolor”, explica la directora del posgrado en Riesgo Médico de Discapacidad, Teresita Ferrari.
Esta técnica, resalta la especialista, “se usa en el mundo desde hace muchos años, tanto en Estados Unidos como en Europa, y el odontólogo está facultado para hacerla en su consultorio, sin la presencia de un anestesiólogo, cardiólogo o clínico”.
Aunque la sedación está dirigida especialmente a personas también con déficit cognitivo o encefalopatía crónica, su implementación, aunque se demostró que es “segura y eficaz”, aún se encuentra en una etapa experimental. “Estamos evaluando en qué casos resulta más eficaz. Cada paciente representa un nuevo desafío”, aclaró Ferrari.
¿Qué impacto tiene esta novedad en la atención pública?
El decano Pablo Rodríguez cuenta que, “en principio, beneficiará a cerca de 4.500 pacientes pero, también, es necesario destacar que el servicio no es excluyente: puede acceder todo aquél que tenga algún tipo de fobia. De hecho, la primera persona que se atendió presentaba un cuadro de fobia a la atención odontológica tradicional. Esta innovación les cambiará la vida”.
La atención se realiza en el área de Atención de Pacientes con Riesgo Médico y Discapacidad de la Facultad (Clapar II). “El protocolo de uso -detalla- es el fruto de dos años de arduo trabajo”, por parte de un equipo interdisciplinario de odontólogos y cardiólogos de la Cátedra de Medicina Interna.
En el Clapar II se atiende a pacientes odontológicos que tienen riesgo médico y discapacidad. En ese área trabajan odontólogos de todas las especialidades, médicos clínicos, cardiólogos y no docentes. Se puede solicitar un turno en [email protected] y a partir de ahí los profesionales de la cátedra seleccionarán a los pacientes para la atención.