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28 septiembre, 2024

El legado eterno de Ivonne Pierron: se cumplen 7 años de su muerte

Antes de su fallecimiento el 28 de septiembre de 2017, Ivonne Pierron trabajó sus últimos 35 años en la localidad de Pueblo Illia, en Dos de Mayo. Defendió a su gente y sus necesidades más urgentes, como la atención social, la educación y la salud.

Llegó a Dos de Mayo a finales de dictadura militar (1976-1983), refugiándose de las persecuciones del régimen. Trabajó en distintas comunidades de la zona, pero eligió quedarse en Pueblo Illia. Este pequeño poblado, que hoy tiene más de 5.000 habitantes entre la zona urbanizada y sus colonias, fue su última apuesta. Un lugar con muchas necesidades y aislado de las ciudades más cercanas: a 30 kilómetros de San Vicente y Dos de Mayo.

Su legado más importante y que quedará para siempre impregnado en el corazón de los pobladores son el colegio secundario y el albergue estudiantil. En su honor, el Complejo Educativo que componen la escuela primaria 558, el Bachillerato Polivalente 42, un aula satélite de la Escuela Especial 39 y el albergue estudiantil para secundarios lleva su nombre.

El director del BOP 42, Ricardo Dos Santos, reconoció a este Diario el rol que cumplió Ivonne Pierron en la educación de Pueblo Illia: “Fue la piedra fundamental para la creación de este colegio, allá por 1991. Incluso antes de que exista, ella ya peleaba por la educación de los niños. Ella fue la principal gestora con los vecinos de este colegio secundario y no se quedó ahí, sino que creó el albergue para que los chicos que venían de lejos tuvieran dónde quedarse toda la semana para cursar. Ella pidió unas casas tipo ‘Ñande Roga’ para hacer un albergue, una para varones y otra para las chicas. Ella vivía con las alumnas en una casa. También fue la gestora de las casas para los docentes. Antes no era fácil venir a dar clases acá, por la distancia, el clima y el estado del camino. Para que vengan docentes, pidió y gestionó las casas para que ellos se queden y están dentro del complejo”, recordó.

“En la comunidad tiene un gran reconocimiento por su actuación en favor de la gente de escasos recursos. Cuando tenían un inconveniente o no eran escuchados por las autoridades, ella se encargaba de hacer las gestiones un poquito más arriba. Dejó una huella importante acá en Pueblo Illia”, resumió Dos Santos, quien como director organizador del colegio “conozco todo el trabajo que ella hizo en esta comunidad y por su gente. También por el colegio y por los chicos que venían desde muy lejos a cursar la secundaria y no tenían dónde quedarse. Ella se puso a trabajar y consiguió este albergue”.

Rubén Hennig y Silvia Agelin forman el matrimonio que fue escogido por Ivonne Pierron para llevar adelante el albergue estudiantil, que hoy cuenta con doce estudiantes, pero que hace unos años llegó a tener 48.

Hennig y Agelin están a cargo del albergue desde el 15 de abril de 2005, cuando Pierron comenzó a “despegarse” de Pueblo Illia.

El hombre contó a PRIMERA EDICIÓN cómo la religiosa los escogió para seguir con esta obra: “Somos exalumnos del colegio y del albergue también. Ella nos eligió mientras estábamos acá y nos preparó. Nosotros fuimos novios durante nuestro tiempo de colegio y después nos casamos y nos dejó a cargo. Un día nos dijo: ‘Ustedes van a quedar a cargo del albergue’ y así fue. No dijimos nada y nos hicimos cargo de su obra. Tratamos de hacer lo mejor posible un trabajo que ella lo hacía tan sencillo”.

Para él y su esposa, es “un orgullo” haber sido escogidos para seguir adelante con el proyecto: “Este albergue fue mi futuro y el de mi señora. Nosotros vivimos los cinco años del colegio acá y conocimos muy bien a la hermana Ivonne. Así fue como ella nos conoció bien y nos eligió para que sigamos el trabajo de ella. Queremos que sea para los chicos una oportunidad como fue para nosotros.

“Hoy hay pocos chicos en el albergue porque se implementó en muchas escuelas primarias de las colonias el sistema de secundario de UGL, entonces los chicos van a los colegios cerca de sus casas y se quedan con sus familias. También, como hoy en día muchos alumnos tienen movilidad propia, optan por quedarse en sus casas”, explicó.

Lo cierto es que este proyecto permitió estudiar a muchos chicos de otras colonias vecinas, todo supervisado de cerca por la hermana Pierron.

“Primero los varones se quedaban en una casita de madera los días que tenían educación física, para no ir y volver a sus casas. Así surgió la idea de crear un albergue, por la necesidad de muchos alumnos que vivían lejos y no tenían tiempo ni la movilidad para ir y venir. Ahí fue que comenzó el trabajo de Ivonne con los albergues y ella misma se quedó a vivir con las chicas”, rememoró Hennig.

“Para los chicos es una oportunidad de estudiar como la tuvimos nosotros y para los padres es una seguridad de que sus hijos están bien, en un lugar cuidado y con las comodidades que ellos necesitan para estudiar”, sentenció.

(Publicado originalmente por PRIMERA EDICIÓN el 28 de septiembre de 2019)

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