El fenómeno global de Shein le sienta bien al público de Argentina, que viste masivamente esta moda ultrabarata, con vestidos de fiesta a $ 25.000, remeras por $ 4.100, y envíos que, aunque tardan tres semanas, llegan gratis y sin impuestos extra en compras de hasta US$ 400 anuales.
Pero con ya cierta normalidad en el entusiasmo por acceder a precios irrisorios a las tendencias internacionales que se ven en TikTok o Instagram, se le ve el bretel a un tema inevitable: ¿cuánto dura realmente la ropa de Shein?
El Financial Times, en una nota de título provocador: “The anti-Shein manifesto”, tira de esta hilacha en el Reino Unido.
El foco es que la plataforma china impulsa un modelo de moda basado en la baja durabilidad. Según el análisis, la lógica de producción de Shein está orientada a que “las prendas se usen poco tiempo antes de ser reemplazadas por nuevas”, en un ciclo constante de consumo barato y desecho inmediato.
“Ropa desechable” (a veces)
“Es ropa diseñada para no durar”. Lo llaman una “filosofía común en la moda rápida”, pero que con Shein, que es ultrafast-fashion, alcanza un nivel extremo: miles de modelos nuevos cada día, costos mínimos y “una confección ajustada al volumen, no a la resistencia”.
Otro artículo publicado por el medio británico The Guardian puso a prueba en un laboratorio un conjunto de Shein de 80 dólares y encontró “acabados inconsistentes, costuras débiles y detalles mal ejecutados”. La conclusión está en la bajada: aunque el look puede parecer atractivo en fotos, “la calidad de construcción no soporta un uso prolongado”.
También se destaca que muchas prendas, incluso las más caras dentro del catálogo de Shein, presentan “problemas visibles tras pocos lavados”. Coincide con lo que cientos de compradores relatan en redes: que “pierden color”, se “deforman” o “aparecen bolitas” al segundo uso.
La promesa del precio
¿Por qué, entonces, miles de argentinos siguen comprando en Shein? En un país donde la inflación nunca combina bien con los salarios, el precio es la tendencia.
El acceso a indumentaria importada a valores más bajos que los del mercado local explica este marea de ropa china. “Por lo que acá me compro una remera, en Shein traigo tres”, es un argumento recurrente entre quienes esperan sus envíos.
¿En promedio, cuánto dura la ropa de Shein? La diferencia entre materiales es clave. Las prendas más económicas, fabricadas en poliéster o mezclas sintéticas, son las que más rápido se deterioran. En cambio, artículos de algodón 100%, a un precio mayor dentro del catálogo, prolongan su vida útil, siempre que se laven con cuidado.
Pero en este mundo de vidrieras infinitas, las experiencias son mixtas. Shein funciona, de hecho, porque la mayoría está contenta con lo que recibió por lo que pagó. Y pagó muy poco.
Predomina cierto conformismo hacía la baja. Un sólido empate entre (bajo) precio y calidad (baja).
Compradores relatan que ciertas “cositas” bien elegidas —como buzos de algodón grueso o jeans— podrían durar más de un año. En foros como Reddit, incluso hay testimonios de otros países sobre ropa que resistió dos o tres temporadas, y todos coinciden en que antes de pagar hay que revisar “las reseñas con fotos reales”, prestar atención a los materiales y evitar las ofertas “demasiado buenas para ser verdad”.
Shein y Temu (que tiene incluso peor imagen respecto a la calidad), aún con buen ojo para elegir, puede ser impredecible: se va a recibir ropa que dure 100 usos, y otra que se arruine a los tres lavados. Está claro que el outfit de esta forma de comprar, sin probadores, “es una lotería”.
Un dilema argentino 2XL
En Argentina, el fenómeno tiene dos caras. Por un lado, democratiza el acceso a tendencias globales, en un mercado donde marcas locales compiten con precios altos impulsados por impuestos, IVA y costos de producción; y amplía también el acceso por talles, con exactamente las mismas prendas en XS que en 2XL, algo que casi no existe acá.
Por otro lado, refuerza la lógica de consumo descartable y la dependencia de importaciones que el propio sector textil nacional cuestiona.
Para Verónica Fiorini, directora de las carreras de Diseño de Indumentaria y Textil de FADU/UBA, el boom de Shein en Argentina deja en claro el atractivo de su propuesta, pero también expone un punto central: en la ecuación de la moda ultrarrápida, la durabilidad rara vez forma parte del diseño.
“Desde la perspectiva de los usuarios, hay una búsqueda de mayor calidad, aún en el consumidor que busca un producto accesible. Pero remarco que este proceso de consumo no es nuevo, es el devenir del fast-fashion ‘extremo’, que produce objetos que nacen para ser descartados en pocos usos, una moda más alejada de lo proyectual y mas cercana a un styling (hacer un producto atractivo con el fin de venderlo, no uno funcional)“, detalla a Clarín.
Comparado con el diseño, “que incluye siempre un pensamiento analítico que excede las microtendencias o las decisiones puramente técnicas de materiales o modos constructivos”, la profesora y diseñadora dice que en esta moda fugaz hay que entender que “el concepto de calidad no está solamente en las fibras de las telas que se usen, sino en toda la cadena de valor textil e indumentaria. En procesos, confección y comercialización”
“Desde ya -aclara Fiorini- el diseño a veces puede estar más ligado a innovaciones técnicas o estéticas”.
Pide pensar que incluso marcas como Zara o Uniqlo (consideradas fast-fashion) “a nivel global han realizado cambios en sus prácticas de diseño, principalmente con foco en la utilización y comunicación del origen de materiales con regeneración de fibras e hilados”.
Pero en el caso de Shein, diferencia, “se observan reediciones o copias textuales de productos de marcas, es decir, con foco en la velocidad de reproducción, no en el diseño”.
¿Sus alumnos en la UBA, aspirantes a diseñadores, están inspirados o asustados por el boom de Shein?
“Los planes de estudio están pensados para formar profesionales versátiles, capaces de adaptarse. Pueden crear sus propios emprendimientos más de nicho, o realizar desarrollos en empresas masivas. Se están repensando las prácticas de diseño con mayor conciencia ambiental, de utilización de tecnologías de la IA y de discursos o narrativas que articulen un diseño significativo en términos socioculturales para una industria con valor diferencial“, cierra.
Claves para elegir mejor en Shein
Las influencers en Argentina y el mundo muchas veces están subiendo contenido pago por mencionar una u otra marca de Shein. Pero está instalado que los productos de las líneas Dazy o Friful suelen ofrecer mejor calidad, y que los de MOTF y Emery Rose son de categoría premium por durabilidad (aunque no está diferenciado así).
El boca a boca -aprovechando que seguramente en el trabajo o la familia alguien ya compró en Shein– puede ser más confiable.
La calidad de la mayoría de las prendas de Shein y Temu es “notablemente baja” para Verónica Arditi, profesora de Ética Profesional en Diseño de Indumentaria de FADU.
Habla tanto de “los tejidos de poliéster” como de los de algodón, que también “presentan deficiencias”. Pero “en general” para la experta uno de los principales problemas radica en la falta de control de calidad: “Las prendas tienden a deformarse con facilidad”.
Este trend del abaratamiento, de percibir la ropa “como desechable”, para Arditi trasciende la producción de ropa efímera, que queda olvidada en un placard: “Implica condiciones de trabajo que, en muchos casos, son prácticamente inexistentes, además de la explotación animal y el impacto ambiental negativo, evidenciado por el acelerado proceso de degradación del planeta”.
Todo esto se encuentra justificado, apunta, “desde el discurso del consumo, por un supuesto derecho del consumidor a usar y descartar libremente las prendas“.
Por fuera de esas cuestiones, si se decide comprar en Shein, se encontrará una mayor calidad si se eligen materiales más resistentes, “como 100 % algodón o buenas mezclas”.
No hay un porcentaje de poliéster específico que defina eso. Depende de la mezcla con otras fibras y del tipo de tejido. Pero mezclas de 65% poliéster y 35% algodón suelen ser populares en Shein por combinar la durabilidad de la fibra sintética con la suavidad del algodón.
Otro buen tip es elegir prendas con muchas reseñas y fotos reales de compradores. Lo más barato en general tiene malas reseñas. Por ejemplo, un pullover de $ 20.000, que es el promedio de lo que salen Shein, tendrá una calidad de “buena” a “muy buena”, comparado con una camisa de poliéster de $ 7.000.
Productos de calidad media necesitan un alto nivel de cuidados, como lavar en frío, secar al aire, y ciclos cortos de lavarropas.
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