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18 octubre, 2024

Yo quiero a Lucy, la madre de todas las sitcoms norteamericanas

La serie trazó un camino de todo lo que vendría después y fue la que inauguró los engranajes de una verdadera comedia de situaciones.

Luis Buero

26 de mayo 2024, 05:05hs

Lucille Ball fue Lucy Ricardo en la primera sitcom norteamericana (Foto: Captura de video)

Lucille Ball fue Lucy Ricardo en la primera sitcom norteamericana (Foto: Captura de video)

Los que nacimos en la década del 50 vimos durante nuestra niñez en la televisión argentina a la “madre” de todas las sitcoms americanas: “I Love Lucy” (aquí traducido como Yo Quiero a Lucy).

Esta serie se transmitió en su nación de origen a través de la cadena CBS entre 1951 y 1957. En nuestro país se estrenó en 1958 por Canal 7.

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Producida por Jess Oppenheimer, Madelyn Davis y Bob Carroll, Jr., “Yo Quiero a Lucy” fue el primer programa de la flamante empresa productora creada por sus protagonistas: Desilú Productions.

Yo quiero a Lucy

La comedia trataba las vicisitudes cotidianas de un matrimonio de clase media norteamericano personificado por Lucille Ball (Lucy Ricardo) y Desi Arnaz (Ricky Ricardo), que estaban casados en la vida real en aquel momento. Como en toda sitcom estaban los infaltables vecinos protagonizados por Vivian Vance (Ethel Mertz) y William Frawley (Fred Mertz). El actor Jerry Hausner hacía las veces de representante artístico de Ricky Ricardo.

Lucille Ball y Desi Arnaz. (Foto: AP)

Lucille Ball y Desi Arnaz. (Foto: AP)

Dentro del argumento, Lucy era estadounidense y Ricky era cubano y el líder de una banda musical. A su vez, la pareja tenía un hijo, Little Ricky, interpretado por Keith Thibodeaux.

Fue el primer programa de televisión en haber sido grabado en estudio en película de 35 mm con tres cámaras frente a una audiencia (o sea que las risas de fondo eran reales, no grabadas), completando 194 episodios de 25 minutos de duración.

Ella era una ama de casa con aspiraciones, y él un músico que intentaba ganarse la vida con su profesión. Recuerdo un capítulo inolvidable en el que Lucy se queja de su vida trabajosa de ama de casa y su esposo le retruca que las grandes complicaciones están en afuera. Entonces hacen la apuesta de invertir los roles y pasar durante una semana cada uno haciendo las tareas opuestas. Ricky hace desmanes al tratar de cumplir con las labores hogareñas y Lucy se luce como comediante en una fábrica de bombones donde no logra introducir los chocolates que pasan por una línea de producción en una caja y comienza a colocárselos dentro de la boca, en una escena muy graciosa. Al final todo vuelve a la normalidad, de acuerdo a los cánones de género masculino y femenino de la época. También es memorable otro episodio en el que Ricky la desafía a Lucy a no mentir durante un día.

Amazon Prime Video acaba de estrenar el film Being The Ricardos protagonizado por Nicole Kidman (Lucille Ball) y Javier Bardem (Desi Arnaz) que intenta ser un recorte biográfico descarnado de la pareja y su programa.

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De todos modos, más allá de cualquier fallido revisionismo histórico, Yo Quiero a Lucy trazó un camino de todo lo que vendría después, ya que inauguró los engranajes de una verdadera comedia de situaciones. Pues cuando a una idea le llega su hora, se vuelve irresistible.

Y su historia televisada e idealizada permanece en el corazón de todos los que disfrutaron el show.

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