Gabriela López: “En este sábado tenemos el placer de recibir en el piso a la doctora en filosofía Esther Díaz, que tiene una amplia trayectoria en la docencia, he sido alumna de ella en la UBA, es una mujer maravillosa, es nómada, multifacética y tiene muchas cosas para brindarnos. Y le vamos a dar la bienvenida a Esther. Tenemos un montón de cosas para consultarte. En nuestro programa siempre el eje está puesto en la mujer, en sus miradas, y en este caso, leyendo algunos aspectos del libro “Una filosofía de la vejez”, que es tu última producción, queremos preguntarte si la edad, además de ser un dato, ¿en qué momento se convierte en estigma? Y si es igual para hombres que para mujeres”
Esther Díaz: “Paso primero a lo segundo: las mujeres nacemos perdiendo, o sea, que si perdemos cuando somos niñas, el ejemplo que me gusta dar, que si una criatura nace con genitales femeninos enseguida es torturada, se le perforan las orejitas, o sea, por el simple hecho de que nació con una vagina. O sea, eso ya nos marca. O sea, bueno, el asedio, porque somos ‘cogibles’ para esta sociedad machista, desde que somos niñas hasta antes de los 40. Después de los 40 podemos seguir siendo atractivas, mujeres que nos arreglamos, pero ya no somos objeto de deseo colectivo. Y cualquier mujer que pasó los 40 hasta te dejan de mirar por la calle los tipos. O sea, desde el punto de vista del deseo ya es como que no somos deseadas. Y muchas mujeres están colonizadas, o estamos porque a mí me pasó lo mismo, y nos lo creemos. De manera tal que hay mujeres que a los 40 o 50 años dicen, respecto del deseo, cerré el negocio”.
GL: “Cerré el negocio. Cerré las piernas. No me interesan los hombres”.
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
ED: “Ya no hay más sexo para mí. Mi hipótesis, la que defiendo en el libro que vos citas, ‘Una filosofía de la vejez’, que es de Editorial Sudamericana, una de las hipótesis principales es que antes de nacer ya tenemos deseos. Algunas ecografías, con el feto está dentro de su madre todavía, y la manito en los genitales. Eso pasa en los dos sexos. Es más aceptado que los hombres, que los viejos tengan deseo, tengan mujeres mucho más jóvenes que ellos, es totalmente aceptado socialmente, pero no es aceptado al revés. Mirá la señora del presidente de Francia, por ejemplo, es criticada. Se le buscan cosas increíbles. ¿De dónde sacaron eso que nació varón, que es un trans, que no es una mujer?”.
GL: “Es interesante porque es una mujer más grande ya no es mujer, podría ser un hombre tranquilamente”.
ED: “Claro, muy buena síntesis. Sí, perfecto”.
GL: “¿Cómo juega el poder acá? Vos hablaste de los hombres más grandes, ¿cualquier hombre más grande posee mujeres más jóvenes, lo digo así como objeto, posee mujeres más jóvenes o son hombres que ocupan espacios de la sociedad donde es más posible ese proceder?”.
ED: “Es más posible lo segundo, y más que los espacios el dinero. Hace pocos días una modelo, una chica de menos de 30 años, se casó con un súper millonario de casi 90 años, no digo que es imposible, pero es poco probable. La mujer que dice ‘cerré el negocio’ es la mujer que ha sido colonizada por eso y realmente se le aplaca el deseo realmente. Lo que sostengo es que lo que mata el deseo no son los años y yo doy fe con mi propia vida, porque yo tengo 85 y mi sexualidad está intacta. Al contrario, después de los 50 años empecé a gozar mucho más del sexo”.
GL: “Esto te iba a preguntar, en tu libro haces mucha referencia a lo que fue tu iniciación sexual, con un matrimonio, con las famosas dos libretas, como decís, supongo que después estuviste atravesada por la maternidad, y esto en algún momento esto ha cambiado, decís en tu libro, a partir de los 50, me redescubrí, o empezó una nueva vida directamente”.
ED: “Claro, justamente, a la edad en que la sociedad impone ‘dejate de joder, ya no andes más con tipos’, en ese momento justamente, no sé si fue porque me relaje, honestamente, chicas, no lo busqué, yo estaba con mi pareja en ese momento, y una noche descubrí que después de un orgasmo venía otro, y venía otro y otro, y no es que lo busqué, si es cierto que desde chiquita fui muy consciente del deseo, eso sí, de todos modos cumplí con el mandato de mi época, porque yo nací antes de la mitad del siglo pasado, yo nací en 1939, llegué virgen al matrimonio, me caso a los 20 años completamente virgen, cuando le cuento a los chicos jóvenes se ríen, les parece imposible. Yo sentí que se me abrían las fauces del infierno y me tragaban, me devoraban, tanto que nos metían en la cabeza”.
GL: “El discurso social era aterrador, los embarazos no deseados, aparecía la falta de pureza, si los hombres prueban eso después no se casan. Yo tengo 54 años y eso también lo escuché”.
ED: “Y actualmente, a veces me convocan sobretodo del interior, que es más fácil juntar a muchos chicos de 5 año de secundario, y entonces aprovecho a decir esto: hemos adelantado en muchísimas cosas, sobretodo a partir de la tecnociencia, pero a nivel de la moral, o de la moralina, no hemos avanzado un paso. Entonces los chicos se admiran. Sin embargo, a ustedes los criaron, a los varones, estando en el tercer milenio, bajo la consigna que cuantas más minas son, más piola sos, pero las mujeres, es el día de hoy, que si anda con más de un chico es una atorranta. En esas reuniones, cuando hablan ellos, si logras que hablen, te dicen: ‘No, lo que pasa es que con la chica del boliche curto, pero si me quiero casar me caso con la chica que conozco en otro lugar’”.
GL: “No la voy a llevar a la casa para que la conozca mi mamá”.
ED: “¿Te das cuenta? Todavía hoy, no te estoy hablando de 30 ni 40 años atrás. Las feministas hemos logrado derechos, y con este gobierno lamentablemente los derechos logrados se han terminado otra vez, pero apartando esa desgracia que nos ha pasado a nivel país, de todos modos, nos falta muchísimo todavía. A mí me queda poca vida por delante, obviamente no voy a llegar a ver la liberación de la mujer, pero tampoco la van a llegar a ver ustedes, que son muy jovencitas, porque son miles de años”.
GL: “Mirála a Cinthia, que tiene la mitad que yo”.
ED: “Por supuesto, derechos, sí, en algún momento tendremos la suerte de tener otra vez un gobierno que se ocupe de los derechos de todos, no solo de las mujeres, obviamente, pero las mujeres somos específicamente castigadas en un gobierno con estas características, que directamente no andan con mujeres, y además se ve. Los insultos más irritantes que hace el presidente de la Nación con casi siempre con mujeres, y mujeres lindas y activas, Lali (Espósito), por ejemplo”.
GL: “Justamente te iba a preguntar qué pensás sobre el aspecto físico, porque vos sos una persona que siempre has cuidado tu imagen, una imagen muy femenina, muy sensual, con alto niveles de erotismo hacia la imagen, ¿cómo ves a las mujeres en relación a las corrientes feministas? Que a veces impulsan que hay que sacar esos rasgos tan marcados de género, para pasar a ser algo de paridad con los hombres, más neutro. ¿Cómo lo ves?”.
ED: “Por supuesto que yo estoy en contra de esa discriminación, pero existe, no hay dudas. En el caso mío, ya sea porque lo heredé porque en mi época era así, el ejemplo que di de las orejitas es bastante sintómatico, esa tortura que se les hace al agujerearles las orejas no se le hace para que esté más linda un bebé, se lo hace para que el día de mañana les guste a los hombres. Similar a lo que se hacía en Oriente cuando se les achicaban los pies a las mujeres, a las nobles, ¿eh? Una ofensa, como sería el día de hoy decir ‘hijo de pu**’ era decir ‘pies grandes’ a una mujer”.
GL: “Claro, por eso, un 36, pie de princesa. Eso, popularizado”.
ED: “Es terrorífico. Hay libros de relatos que lo cuentan muy bien. Desde los 5, 6 años, te empiezan a vendar los deditos. Y se lo atan y se le van quebrando las falanges. Tiene varias finalidades, y todas machistas. Una es que casi no se pueden mover, caminaban con pasitos cortitos porque tienen el pie completamente desfigurado. Si ven las fotos ese pie también era un juguete sexual para el tipo, porque es como un pequeño pene. Todo en busca de la satisfacción del varón. Entre eso y lo que vivimos ahora hemos ganado derechos, pero con los ejemplos que dimos todavía no. Contestando a lo que me preguntaste: yo me construí así, no sé si por culpa del machismo o por mí. Mis padres eran iletrados y yo desde chiquita me puse que quería ser doctora. Eso me lo dio la vida, mi modo de ser, no puedo decir que lo compré en ninguna parte. Lo mismo pasa con esta preparada: aunque vaya a comprar la carne tengo que producirme, pero me siento bien, me da placer, me gusta, me parece lindo cuando corre el maquillaje por la cara, cuando me pinto la boca y me busco la formita, es algo que me da placer, entonces que no venga una machona a decirme ‘no, hay que dejarse los pelos’. Ahora sí me voy a dejar las canas, pero me las voy a dejar porque estoy cansada de teñirme”.
GL: “Claro, pero por decisión, no por imposición, porque cualquier imposición, de un lado o del otro, realmente es invasiva a la personalidad de una o al placer de una”.
ED: “Por eso respeto tanto a las lesbianas bomberos que se afeitan la cabeza y les gusta ser más masculinas. Como me dijo una amiga que es lesbiana y se había afeitado la cabeza. Yo le pregunté: ‘¿Estás haciendo la transición?’. Porque parecía casi un varoncito. Y me dijo: ‘No, no, yo quiero ser una mujer, masculina’. Bueno, fenómeno, libertad para eso.”
GL: “Me encanta con la libertad que te expresas y como contás también aspectos de este libro. Queremos consultarte algo que decís en tu libro, que la vejez es la edad de la libertad. ¿Qué nos podés contar, qué le podés contar a la audiencia?”.
ED: “Cuando uno llega a cierta edad se independiza de los hijos, y en el caso mío. Yo tuve un hijo y una hija que lamentablemente han fallecido los dos, hace poco. Y en esa época, cuando tuve mis hijos, los pañales se lavaban, así que yo pienso: pensar que yo, a los 20 años, ya lavaba pañales y trabajaba y estudiaba a escondidas, porque todavía no me dejaban, o sea que recién cuando me divorcie y empecé el secundario, y ahí recién hubo profesores que reconocieron que yo tenía alguna capacidad diferente. En mi casa no me lo querían decir, porque si les decías a las hijas algo positivo, se mandaban la parte, se ponían orgullosos. Y es al revés, hay que estimularlos a los chicos. Recién cuando yo fui reconocida mi mamá me contó: ah, con razón fulanito me decía que vos eras una chica para el año dos mil. Era un montón”.
GL: “Quizás sos un montón de mujer, quizás también eso es válido para ahora”.
ED: “Te liberas de los hijos, en mi caso, de lavar pañales, y al revés de lo que suelen pensar, que ahí se termina el sexo, no, el sexo es mucho más libre. Uno de los grandes temores, cuando me separé, el miedo era el embarazo. Siempre tenías que estar cuidándote del embarazo. Una cosa me falló: cuando yo cumplí 50 años vino la epidemia del SIDA. O sea, yo de joven, cuando estaba con una pareja estable, que no había peligro, no usaba preservativo, pero de vieja tuve que usar preservativo, por el SIDA. Este libro termina con un manifiesto, es un llamado a la sociedad a que somos seres humanos plenos, a que nadie tiene que hablar por nosotros. Yo, un sábado, estoy sin pareja, estoy sola, y digo: si estuviera con pareja, ¿dónde iría? Me produzco, me tomo un coche y me voy”.
GL: “La vida social y el deseo de poder, también, seguir buscando una compañía que puede ser ocasional, o de más tiempo, o, puede ser una amistad, o como dicen los brasileños, una amistad colorida”.
ED: Las mujeres vivimos mucho más que los hombres y eso influye en que estemos más solas. Difícilmente un viudo se quede solo. De cada 10 viudeces, 8 son mujeres, porque los hombres se mueren antes. Entonces hago una gran defensa del autoerotismo. Además, las mujeres somos únicas, junto a las elefantes, y dos o tres hembras más, que tenemos clítoris, el clítoris es el único elemento que tenemos, las mujeres, para gozar solamente. Los hombres gozan con lo mismo que excretan, que hacen pis. Por eso en algunas culturas le arrancan el clítoris a las mujeres para que no gocen. Aun sin clítoris se puede gozar. Yo descubrí que no solamente se puede gozar con el clítoris, con la vagina. No sé si los varones, pero investigue y soy testigo con mi propio cuerpo, que se puede gozar con cualquier parte del cuerpo, en ciertas circunstancias”.
GL: “Vos en el libro, hay pasaje que me pareció muy hermoso, vos decís: ‘No solamente la mujer tiene un cuerpo para reproducir también el alma se reproduce’. O sea, no solamente la mujer está para parir, también el alma produce y reproduce cosas”.
ED: “Claro, por supuesto, yo tengo más de 40 libros. Eso significa mucho esfuerzo físico. Ahora que tenemos Internet, es una maravilla, yo siento que estoy viviendo en el futuro. En el siglo XX se han producido más cambios que en toda la historia de la humanidad hasta el momento, pero también en el siglo XX, ojo con esto, fue que inventó los geriátricos, un encierro para las personas solo porque cumplen años. Por ejemplo, hay una película de Jorge Polaco, que se ocupó mucho de la sexualidad de los viejos y las viejas, y tiene una película que se llama ‘Jardín de Infantes’, y el jardín de infantes es un geriátrico. Hay un viejo que la familia lo mete en el geriátrico porque quiere quedarse con la herencia, y dentro del geriátrico hace una revolución. Se enamora de una monja y la monja se enamora de él. Hace fiestas con las viejas y los viejos”.
GL: “Muy talentoso Jorge Polaco, y desafiaba mucho. Hizo también una película con tu admirada Coca Sarli que era ‘La dama regresa’”.
ED: “Sí, fue un visionario, y era mal visto. Incluso en democracia es el único director argentino que fue censurado por la película que acabo de nombrar. Murió sin ver en los cines su película Y ya estábamos en democracia”.
GL: “Tiene que ver la sociedad que rechaza ciertas cosas. ¿Querés que estamos en un momento donde la juventud se alargó la vejez se resignificó?”.
ED: “Lo segundo me encanta. Tenemos que vivir resignificando. Hay mucha gente que le tiene miedo a la muerte. Yo a la muerte no le tengo miedo, pero si a la decrepitud, a tener que depender. Por ejemplo, cuando recién me tuvieron que ayudar a subir la escalera, eso es doloroso para mí. No por rechazar la ayuda, sino porque yo quisiera seguir siendo tan independiente como me siento que soy desde que logré mi independencia. María Morena tuvo un ACV y solo puede mover la mano izquierda, y no todos los dedos, y así y todo sigue escribiendo. Escribió dos libros. Ella está en su silla de ruedas, y no puede ir ni al baño sola, pero sigue produciendo. En esta sociedad somos más libres porque ya nos sacamos todas esas pavadas de encima. Este libro salió el primero de este mes y ya lo leyeron. Entonces yo siento que es mi primera revolución a esta edad”.
GL: “La seguís rompiendo desde otro lado, eso es lo más importante seguís siendo una gran portavoz. Sabemos que vas a estar por Perfil. Muy contentas de haberte tenido por acá, en ‘Mujeres en la jungla’. Seguramente te vamos a llamar para seguir hablando de las mujeres, del empoderamiento, de la adultez y disociar esta idea de vejez con muerte”.
ED: “Y vos sabes la etapa de la vida donde más peligro tenemos de morir es del momento que nacemos hasta los dos meses”.
HM/HB