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Resistencia
29 junio, 2025

La rabia de Javier Milei y los chats explosivos de los intendentes contra La Cámpora

Treinta y tres años. Musulmán, con orígenes indios, nació en Uganda y vivió de muy chico en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Emigró a Nueva York a los siete años de la mano de sus padres, una directora de cine y un académico que se graduarían en Harvard. Estudió en la Bank Street School for Children y en la adolescencia se abrazó al hip-hop y grabó música rap bajo el seudónimo de Young Cardamom. Se hizo progresista, simpatizante de la causa palestina y trabajó como asesor de prevención de ejecuciones hipotecarias en Queens, donde ayudó a los residentes a evitar que los desalojaran. De allí, ya como miembro del Partido Demócrata y casado con una artista siria de 27 años, se lanzó a la aventura política. Mal no le estaría yendo.

Zohran Kwame Mamdani acaba de provocar una pequeña revolución en Nueva York. Hay quienes atribuyen buena parte del éxito a su hit electoral, un video en Tik-Tok en el que aparece nadando en las aguas heladas del océano Atlántico: cuando irrumpe en la superficie habla a cámara y asegura que congelará el precio de los alquileres de la ciudad. En otros posteos se lo ve caminar de punta a punta por Manhattan: habla con los vecinos y promete que impulsará guarderías y colectivos gratis y que bajará el costo de vida con la creación de supermercados de propiedad municipal y la construcción de viviendas sindicales.

Es fácil suponer que Javier Milei no tiene nada que ver con él. O, sí, hay algo que sí: Mamdami es un outsider al que hace un año no conocía nadie y que tan solo unos meses atrás permanecía en las encuestas 30 puntos abajo en la interna con Andrew Cuomo, una figura histórica de la política local, que ocupa cargos públicos desde hace 32 años, casi el mismo tiempo que Mamdami acumula de vida. El martes, el joven puso patas para arriba al establishment neoyorkino, y no solo a él, cuando se impuso en las elecciones demócratas y quedó a un paso de convertirse en el próximo alcalde de una ciudad de ocho millones de habitantes, la más grande de Estados Unidos.

En algunos despachos de la Casa Rosada se analizó con interés el fenómeno. Así como apareció Milei, y así como surgen de tanto en tanto outsiders como Mamdami en distintas partes del mundo, ¿podría aparecer mañana en la Argentina uno con ideas opuestas al líder libertario, que complique su camino o, peor, que pueda emanar como “lo nuevo”? Si hay algo que el Presidente no quiere perder es aquella condición de antisistema. Cualquier cosa menos eso. Es lo que lo trajo hasta aquí. Nadie puede ser más disruptivo y provocador que él.

Por ahora, igual, La Libertad Avanza anda de suerte. La oposición luce errática, aferrada a las viejas estructuras y a los vicios de siempre. El principal partido de la oposición, el peronismo, está lanzado a peleas que parecerían fuera de moda. En la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof avaló el proyecto para permitir la reelección indefinida de legisladores, concejales y consejeros escolares, que habían sido prohibidas por ley durante la administración de María Eugenia Vidal. El Senado bonaerense le dio media sanción el martes a la noche, gracias al voto de desempate de Verónica Magario, la vicegobernadora. La movida se transformó en el preludio de lo que realmente buscan: que en poco tiempo se trate la reelección indefinida de los intendentes.

La cosa se agrava cuando se analiza el funcionamiento de la Legislatura: menos de media docena de sesiones en lo que va de 2025. La mayoría de los debates se abrieron para discusiones que tienen que ver con las elecciones, esto es, con el interés particular de quienes legislan y luego se presentan a elecciones. Es extraño que todavía haya dirigentes que se sorprendan cuando se derrumba, como este año, la participación electoral en todos los distritos.

Un hilo delgado une la provincia más populosa del país con Formosa, donde el PJ gobierna desde 1983. Gildo Insfrán buscará hoy reformar la Constitución para seguir anclado en el mismo sillón que ocupa desde 1995. La Corte Suprema, para él, no puede entrometerse en su ideal de perpetuidad.

La confirmación de la prisión de Cristina por corrupción fue el último estallido en el peronismo y también, aunque con menor impacto, en el Gobierno. Los mileístas querían competir contra ella. Ganarle o, al menos, confrontarla. No hubieran aspirado a que fuera presa, a diferencia de lo que sostiene el kirchnerismo. Ambas campañas están en proceso de repensar cada paso.

Milei subió al ring al gobernador del peor modo, con insultos rabiosos más propios de un barrabrava que de un presidente. Lo llamó “pelotudo”, “eunuco”, “burro”, “zar de la miseria” y “pichón de Stalin”. La más llamativa fue la última frase: ¿Sabrá Milei, de verdad, quién fue Stalin y cuál fue su obra? Lo que para buena parte de la sociedad causa espanto, entre los libertarios genera éxtasis. “Milei siempre tiene razón”, dicen sus fanáticos en la red social X. Milei insiste con que tiene identificado al enemigo y que irá por él. O sea, por Kicillof.

El mandatario provincial no encuentra respiro. El jefe de Estado lo ataca y Cristina, desde su encierro en San José 1111, le hace la vida imposible. La ex presidenta pretende crear las condiciones para dominar la estrategia y las listas, tanto las de la contienda provincial del 7 de septiembre y para las nacionales del 26 de octubre. En La Plata sostienen que van a resistir: “No vamos a hacer campaña por la libertad de Cristina”. Habrá que verlo. La Cámpora tiene en sus planes exigir la liberación de su jefa.

Kicillof está presionado por sus propios aliados, que pretenden la emancipación. “Es hoy o nunca”, afirman. Especulan con que la etapa de contención social a Cristina empieza a desgastarse. Basta con mirar las últimas imágenes de cuando sale al balcón. Hay cada vez menos gente. Sus días en prisión tampoco generan en TV la atracción de las semanas anteriores. Cristina se rodea cada día más de personajes aduladores, que pueden tatuarse una pulsera de la dignidad -como Mayra Mendoza- pero que difícilmente la ayuden a construcciones amplias.

El grupo de chat que reúne a las principales figuras de Derecho al Futuro, la agrupación kicillofista, apunta a correr de la escena a quien fuera su líder durante quince años. El chat que los nuclea se encedió en las últimas horas. Clarín tuvo acceso a la intimidad de esos largos mensajes. La bronca contra La Cámpora, en especial la de los intendentes que deben defender su territorio, se extiende desde el Conurbano hasta las ciudades más chicas del Interior.

El alcalde de Exaltación de la Cruz, Diego Nanni, que ya venía siendo crítico en los medios, adjuntó en el chat un artículo de un portal que hablaba de las negociaciones en el PJ y escribió: “Con respecto a este tema quiero dejar clara mi situación… estoy en minoría en el Concejo Deliberante y con las características de un pueblo conservador y bien cagado a palos por la situación actual no hay margen para acompañar ‘Cristina libre’”.

Ricardo Moccero, de Coronel Suárez, se plegó: “En mi humilde opinión, la campaña es derecho al futuro con Axel. Yo anticipé hace meses y lo hice público que no quiero saber nada de La Cámpora. Hoy invocar una campaña con ese eslogan de Cristina libre nos haría perder por paliza en todo el Interior”.

Juan José Mussi, el intendente de Berazategui, subió la apuesta: “Con ese eslogan no solo perderíamos en el Interior”, a lo que uno de sus pares se sumó: “Hago mías las palabras de Juan José”. Al menos cinco integrantes del grupo se dieron ánimo para la rebelión. “La lealtad es con Axel, que es nuestro conductor”, dijo uno de ellos. Otro de los referentes locales, que prefirió no dejar nada por escrito, le contó luego a este diario: “La verdad es que estamos todos hartos y necesitamos defender los porotos porque corremos el riesgo de quedarnos sin nada arrastrados por La Cámpora y Cristina”.

La posible ruptura entre kicillofistas y camporistas alienta a la Casa Rosada. Milei suele decir en sus charlas con los referentes, o ex referentes del PRO, que van a dar un batacazo en el corazón del peronismo. Cristian Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro le toman la palabra. Tienen un acuerdo cerrado con Karina Milei para ir juntos. El macrismo se ha quedado casi sin herramientas para poder negociar de igual a igual. Incluso en su bastión, la Ciudad de Buenos Aires, donde la hermana del Presidente les ofrece el segundo lugar en la nómina de senadores.

Mauricio Macri rezonga por el estilo presidencial (“a estos tipos no los entiendo”, repite) y escucha distintas voces que le piden que reaccione. El último que intentó convencerlo de que el PRO debía mantener la independencia fue Emilio Monzó.

Macri, Monzó y Fernando de Andreis se reunieron a almorzar en el Tenis Club Argentino la semana pasada. El diputado profetizó: “Para enfrentar a esta gente hay que estar dispuesto a que te tiren a los chanchos y a bailar en el chiquero”. Macri se rió.

Por ahora, prefiere eludir el convite.

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